amor platense de treinta segundos.
Y en al medio del viaje, me haces pararme en la ventana para verte desolada en una plaza, jugando a ser nena una vez mas. Asi como te hamacas, segundo a segundo meces mi tierra y hasta cuando te vas, dejas, no mas que estela de vos, y, aunque te hayas ido, la hamaca se sigue meciendo, quizas lo sigue haciendo pero el tren ya arranco.
vamos a vivir adentro de un tobogán
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