Una pendiente infinita,
al hogar de las hojas que caen en otoño.
El ruido del colchon suavizando la caida
hoy vuelve a traer calma,
y
aunque peligrosas sean las chispas,
hoy no veo ninguna.
Ni te veo a vos sentado
donde prometiste esperarme.
Hoy soy yo el que te espera.
Si vas a huir,
devolveme lo que es mio,
o solo un pedazito.
No voy a pensar en hacer
ni mu,
cuando llegue a casa,
quizas escuche unos mantras,
fume y duerma.
Asi no siento el filo que te recuerda
por las noches.