miércoles, 31 de octubre de 2012

trabajo practico

TRABAJO PRACTICO
REX GONCALVES FEDERICO DEFEO LUCAS ALVARES JUAN SAIDON

OLIVERIO GIRONDO + OCTAVIO PAZ

OLIVERIO GIRONDO
AUTOBIOGRAFIA
Nací en Buenos Aires el 17 de Agosto de 1891. Aunque parezca increíble fui un niño hermoso y rubicundo. Cuando mis padres me llevaron al colegio, intenté suicidarme. En el Nacional me perfeccioné en el arte de las carambolas y de los manoseos. Durante mi primer viaje a Europa me internaron en un Colegio de Epsom para que mejorara "mi" inglés, al lado de unos viejos árboles y de una sirvienta deliciosa. Decidido a no sufrir ninguna coerción intelectual, ingresé en la Facultad de Derecho. Entre idas y vueltas a Europa -¡he vivido 567 días en el mar!- fundé con mis amigos de "La Púa" un pasquín inédito que se llamó "Comoedia". Varios artículos publicados en él y otros en "Plus Ultra" indican que convalecía “de” Barrés. (¡Qué olor a pomo y a gomina!). En un momento de verdadero extravío mental, arriesgué, con la complicidad de René Zapata Quesada, un intento teatral: La Madrastra, melodrama infecto y maeterlinckiano. Después, para redimirme, rompí papel durante varios años. Rompí papel en Edimburgo y en Sevilla, en Brujas y en Dakar, hasta que en 1922 publiqué algunos de los que se salvaron junto con diez hojas de mi "carnet" de croquis bajo el título de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía.

BIOGRAFIA
Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1891 en Buenos Aires en el seno de unafamilia adinerada, lo que le permitió desde niño viajar a Europa. Gracias a esto estudió en París y en Inglaterra. Escribió y publicó desde muy joven.
Participó en las revistas que señalaron la llegada del ultraísmo (la primera vanguardia que se desarrolló en Argentina), como ProaPrisma y Martín Fierro, en las que también escribieron Jorge Luis BorgesRaúl González TuñónMacedonio Fernández y Leopoldo Marechal, la mayoría de ellos del Grupo de Florida que en contraposición al Grupo de Boedo se caracterizaba por su estilo elitista y vanguardista.
Girondo fue uno de los animadores principales de ese movimiento. Y ejerció influencia sobre poetas de las generaciones posteriores, entre ellos el surrealista Enrique Molina, con quien tradujo Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud.
Sus primeros poemas, llenos de color e ironía, superan el simple apunte pintoresco y constituyen una exaltación del cosmopolitismo y de la nueva vida urbana e intentan una crítica de costumbres.
En 1926, en un almuerzo organizado en honor a Ricardo Güiraldes, conoció a Norah Lange, poetisa con la cual se casó en 1943 y con quien emprendería innumerables viajes.
Desde 1934 mantuvo una importante amistad con Pablo Neruda y Federico García Lorca, quienes por esa época se hallaban en Buenos Aires. A partir de 1950 comenzó también a pintar con una orientación surrealista, aunque nunca expuso sus cuadros.
Su último libro, "En la masmédula" (1953), es un desesperado intento de expresión absoluta. Enrique Molina señaló: "Hasta la estructura misma del lenguaje sufre el impacto de la energía poética desencadenada en este libro único. Al punto que las palabras mismas dejan de separarse individualmente para fundirse en grupos, en otras unidades más complejas, especie de superpalabras con significaciones múltiples y polivalentes, que proceden tanto de su sentido semántico como de las asociaciones fonéticas". Algunos críticos relacionaron este último gesto vanguardista de Girondo con un libro igualmente desesperado, constructor y destructor del sentido: "Trilce", del peruanoCésar Vallejo.
En 1961 sufrió un accidente muy grave que lo dejó imposibilitado físicamente. Murió el 24 de enero de 1967.

20 MOTIVOS PARA LEER OLIVERIO GIRONDO (PAGINA 12 KONCHUDA MORIT-) 

Por Juan Sasturain
Cinco por la negativa: las carencias
Uno. No saber quién es. Es el mejor motivo y el que a él más le hubiera gustado. Enterarse de que es –para muchos– el mejor poeta argentino del siglo XX es un dato que puede despertar al menos la curiosidad, primer paso hacia la posibilidad de tener una aventura; quiero decir: una experiencia que nos cambie la vida. Conocer a Girondo vale la pena precisamente por eso: te deja diferente de cómo te encontró.
Dos. No haberlo leído. Es una suerte, como no haber leído todavía a Pessoa o a Pound. O no haber ido a China o no conocer Africa. Se te abre un mundo desconocido, una puerta. A mí me pasó cuando tenía algo más de veinte, en la segunda mitad de los ‘60, y el Centro Editor lo reeditó en una colección barata y popular. Después encontré la edición de Losada de Persuasión de los días, de 1942, en Fray Mocho. Es lo que más me gusta de él. La tengo todavía.
Tres. No leer poesía en general. Oliverio está especialmente indicado para los prejuiciosos o escaldados por algún
contacto negativo con textos poéticos que les provocaron desconcierto/rechazo/alergia/fastidio. Girondo se entiende
y se disfruta. No necesita exégetas ni mediadores letrados (que los hay, casi en exceso). Jamás un libro suyo se te
cae de la mano. Reconcilia con la poesía.
Cuatro. Estar amargado / estar engrupido. La lectura de Girondo (como la de Drummond de Andrade, por ejemplo)
vacuna contra la estupidez de la queja sistemática y/o la autosatisfacción del acomodado en su molde comprado a
plazos. Ni la hipocresía ni la autoconmiseración.
Cinco. Querer amasijarse / ser un boludo alegre. Incluso en sus momentos más jodones y festivos, Girondo habla
en serio: nunca es solemne; y en los momentos de mayor desesperación –que los tiene– tiene la humildad de
admirar el Misterio de lo dado y reconocer el Error, la soberbia pretensión manipuladora de saberes e instituciones
(incluso el mismísimo lenguaje). Por eso nunca es patético. Te cura de la soberbia elocuente (regodeo en el
sinsentido) y de la ignorante (hacerse el boludo).
Cinco por la positiva: los libros
Seis. Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922) y Calcomanías (1925). Su primer libro, desprejuiciado
fundador de la vanguardia argentina de los ‘20, son viñetas, croquis, apuntes tomados al paso de Mar del Plata a
Venecia, de Buenos Aires y Río de Janeiro a Venecia. Ahí está el “Exvoto”: “Las chicas de Flores se pasean
tomadas de los brazos para transmitirse los estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las
piernas del miedo de que el sexo se les caiga en la vereda”. Famoso. El segundo salió en España, con dibujos
suyos. “Calle de las sierpes”, Sevilla, 1923: “Cada doscientos cuarenta y siete hombres / trescientos doce curas / y
doscientos noventa y tres soldados / pasa una mujer”.
Siete. Espantapájaros (1932). El primero editado en Buenos Aires, y el más perfecto hasta entonces. Dos docenas
de breves prosas inolvidables, algunas inquilinas habituales de toda antología: las setenta y dos acciones amorosas
del texto 12. “Se miran se presienten se desean / se acarician se besan se desnudan / se respiran se acuestan se
olfatean”. Las maravillosas maldiciones del 21: “Que te enamores tan locamente de una caja de hierro que no
puedas dejar, ni un momento, de lamerle la cerradura”. Qué bárbaro.
Ocho. Persuasión de los días (1942). Son poemas existenciales, si cabe; la pura intemperie espiritual sin ningún
tipo de franela compensatoria. “Dicotomía incruenta”: “Siempre llega mi mano / más tarde que otra mano que se
mezcla a la mía / y forman una mano (...) Por eso es muy posible que no acuda a mi entierro / y mientras me riegan
de lugares comunes / yo me encuentre en la tumba / vestido de esqueleto / bostezando los tópicos y los llantos
fingidos”.
Nueve. Campo nuestro (1946). Ya a fines del ’30 había vuelto –con la crisis, con la guerra, con el desastre
europeo– a mirar para adentro, a reflexionar sobre la cuestión nacional: la cultura, la economía, incluso el paisaje.
Hay varias versiones, hasta el cincuenta, de sus poemas a la (redescubierta) pampa primordial, vaca madre, plana
nada elocuente. Es el Girondo menos conocido y manipulable.
Diez. En la masmédula (1956). Es el final, el salto en el vacío experimental, la ruptura de las palabras y de la
sintaxis, la busca absoluta. Es el Girondo que seduce a surrealistas tardíos (Molina) y marca el camino de la
puesta en tensión extrema del instrumento que empujará a la larga a algunos de los mejores, como Lamborghini, a
sus propios confines. “El puro no”: “El no / el no inóvulo / el no nonato / el noo (...) / el macro no ni polvo / el no más
nada todo / el puro no / sin no”. Apaga y vámonos.
Cinco por cuestión de salud
Once. Saber reír. Con Girondo, el humor irrumpe en la poesía argentina como un pedo en misa, un chiste verde en
un velorio, un codazo en un desfile. Se da y concede permisos. Del humor ingenioso –que comparte con Ramón
Gómez de la Serna, por ejemplo– saltará al humor negro y escatológico. No es un adorno, ni un chiste. Es una
manera (la única digna) de mirar el mundo.
Doce. Cagarse en (casi) todo. La irreverencia (“¡Se celebra el adulterio de la Virgen María con la Paloma Sacra!”, de
“Verona”) y la provocación iconoclasta que picotea los bordes de los tabúes con ingenio y desparpajo tienen una
violencia corrosiva inusitada. Espantapájaros, por ejemplo, no es sólo una provocación sino un libro memorable,
único para su época y para nuestra cultura.
Trece. Saber enojarse. Girondo no es un ruidoso payaso oportunista íntimamente integrado sino un observador
feroz de la sociedad y las costumbres perversas de su tiempo. “Lo que esperamos”: “Yo sé que todavía / los
émbolos / la usura / el sudor / las bobinas / seguirán produciendo / al por mayor / en serie / iniquidad / ayuno /
rencor / desesperanza / para que las lombrices con huecos portasenos / las vacas de embajada / los viejos
paquidermos de esfínteres crinudos / se sacien de adulterios / de hastío / de diamantes / de caviar / de remedios”.
Catorce. Celebrar la vida. Porque a la hora de reconciliarse con el mundo, ya despojado del “miasma” del comercio
humano, a contrapelo de una “civilización” descaminada, Girondo descubre –y sabe revelar para nosotros– el
soberano estupor ante lo natural visto con mirada adánica. “Inagotable asombro”: “Este perro / este perro /
¡Indescriptible! / ¡Unico! / (...) Cotidiano, inaudito / que demuestra el milagro / que me acerca al Misterio / que dan
ganas de hincarse / de romper una silla”.
Quince. Angustiarse en serio. Pocas veces en la poesía contemporánea –en la latinoamericana, sólo en Vallejo– la
expresión de la angustia ante las cuestiones de sentido que atraviesan al poeta en vida y muerte, alcanza la
radicalidad –sin clichés ni recetas verbales o existenciales– del último Girondo. En la masmédula es, como sucede
con un solo de Parker, un gesto definitivo e irreductible.
Y cinco porque sí
Dieciséis. El nombre que le pusieron. Llamarse así no suele ser gratis. Qué hace alguien que se llama así. Y de
chiquito. Hay que bancársela. Creo que en su caso fue un estímulo: debió estar a la altura, con ese nombre de
payaso, equilibrista o político radical al estilo Crisólogo Larralde. Toda su obra es un comentario, una prolongada
digresión tragicómica a partir de su nombre.
Diecisiete. La cara que tenía. También tuvo que hacer algo con la cara, remontarla. En eso, como Macedonio (otro
que vino con un plus nominativo), ganó cara y equívoca venerabilidad con el tiempo. Era de ojos saltones, dientudo y
con mentón fugitivo: las caricaturas de la época son alevosas. La barba lo disfrazó, pero operando al revés de las
caretas: lo puso grave, reservando la gracia y la ironía para los ojos.







Dieciocho. Las cosas que hacía. Las jodas famosas, la prolongada estudiantina, su espíritu juguetón, iconoclasta.
El memorable lanzamiento por calle Florida, en coche fúnebre, de Espantapájaros, con el muñeco de la tapa,
dibujado por Bonomi, convertido en escultura de papel maché, y con chicas vendiendo el libro.
Diecinueve. La mujer con la que se casó. Un hombre también se justifica/explica por las mujeres que amó y lo
amaron. Oliverio conoció a la brillante colorada Norah Lange en 1926 y se casaron en el ‘43. Fue su mujer, su
amiga, su cómplice talentosa. La oradora de banquetes que supo reunir en Estimados congéneres, la memoriosa de
Cuadernos de infancia, la novelista de Personas en la sala.
Veinte. Las fechas del almanaque. Acaso sea un pretexto que hoy, 24 de enero, se cumplan 44 años de la muerte
de Oliverio, en el verano de 1967. Norah lo sobrevivió sólo cinco más. El otro pretexto que nos da el almanaque para
leer a Girondo es que este año, el 17 de agosto, se cumplen 120 de su nacimiento en 1891. A ver si nos
acordamos.

Obras

Girondo en su juventud.
  • Veinte poemas para leer en el tranvía (1922)
  • Calcomanías (1925)
  • Espantapájaros (1932)
  • Interlunio (relato, 1937)
  • Persuasión de los días (1942)
  • Campo nuestro (1946)
  • En la masmédula (1953)





Poema 12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.


Tríptico

I
Tendido
entre lo blanco,
la vi.
Se aproximaba.
Las pupilas baldías,
el cuerpo inhabitado,
sin cabellos,
sin labios, inasible,
vacía;
junto a mí
a mi lado...
¡Toda hecha de nada!
Se sentó.
¿Me esperaba?
La miré.
Me miraba.

II
Ya estaba entre sus brazos
de soledad,
y frío,
acalladas las manos,
las venas detenidas, sin un pliegue en los párpados,
en la frente,
en las sábanas;
más allá de la angustia,
desterrado del aire,
en soledad callada,
en vocación de polvo,
de humareda,
de olvido.

III
¿Era yo,
la voz muerta,
los dientes de ceniza,
sin brazos,
bajo tierra,
roído por la calma,
entre turbias corrientes,
de silencio,
de barro?
¿Era yo,
por el aire,
ya lejos de mis huesos,
la frente despoblada,
sin memoria,
ni perros,
sobre tierras ausentes,
apartado del tiempo,
de la luz,
de la sombra;
tranquilo,
transparente?








OCTAVIO PAZ 

Poeta y ensayista mexicano nacido en Mixcoac. En 1937 asiste al Congreso de Escritores Antifascistas en Valencia (España) junto con su esposa, la escritora mexicana Elena Garro. Ahí publica Bajo tu clara sombra (1937). Entra en contacto con los intelectuales de la República Española, con Pablo Neruda, y en México se acerca a Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia, que marcarían el desarrollo de su obra. El mismo año publica en México No pasarán! y Raíz de hombre. En 1939 A la orilla del mundo y Noche de resurrecciones. Con Efraín Huerta, entre otros, funda la revista Taller. En 1944 con la beca Guggenheim pasa un año en Estados Unidos. En 1945 entra al Servicio Exterior Mexicano y es enviado a París. A través del poeta surrealista Benjamín Péret conoce a André Breton. Se hace amigo de Albert Camus y otros intelectuales europeos e hispanoamericanos del París de la Posguerra. Durante la década de 1950 publica cuatro libros fundamentales: El laberinto de la soledad (1950), retrato personal en el espejo de la sociedad mexicana; El arco y la lira (1956), su esfuerzo más riguroso por elaborar una poética; Aguila o sol?, libro de prosa de influencia surrealista, y Libertad bajo palabra. Este último incluye el primero de sus poemas largos, Piedra de sol, una de las grandes construcciones de la modernidad hispanoamericana. En 1951 viaja a la India y en 1952 a Japón. Regresa a México en 1953 donde hasta 1959 desarrolla una intensa labor literaria. En 1960 regresa a París y en 1962 vuelve a la India, como funcionario de la Embajada de México. Conoce a Marie José Tramini, con quien se casa en 1964. Publica los libros de poemas Salamandra (1961), anterior a su viaje a la India, yLadera este (1968), que recoge su producción en ese país, y que incluye su segundo poema largo, Blanco

En 1963 obtiene el Gran Premio Internacional de Poesía. Publica los libros de ensayo Cuadrivio, en 1965; Puertas al campo, en 1966, y Corriente alterna, en 1967. En 1968 renuncia a su puesto de embajador en la India por la matanza del 2 de octubre, y en 1971 funda en México la revista Plural. Publica El mono gramático, poema en prosa en el que se funden reflexiones filosóficas, poéticas y amorosas, y en 1974 Los hijos del limo, recapitulación de la poesía moderna. En 1975 publica Pasado en claro, otro de sus grandes poemas largos, recogido al año siguiente en Vuelta, que obtiene el Premio de la Crítica en España. En 1977 deja Plural e inicia la revista Vuelta. Durante la década de los ochenta publica El ogro filantrópico, que recoge sus reflexiones políticas; Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe y en 1988 Arbol adentro, último volumen de poesía. En 1990 obtiene el Premio Nobel de Literatura y publica La otra voz. Poesía de fin de siglo; en 1993, La llama doble. Amor y erotismo, y en 1995 Vislumbres de la India. Si su obra poética viaja del vacío del yo a la plenitud del mundo y el amor, sus ensayos son un mosaico de reflexiones puntuales sobre los aspectos más diversos de nuestra época.  

Premios:

Xavier Villaurrutia (1957)
Jerusalem (1977)
Cervantes (1981)
Neustadt (1982)
FDDB (1984)
Alfonso Reyes (1985)
Menéndez Pelayo (1987)
Nobel (1990)


Reseña biográfica
Poeta y ensayista mexicano nacido en Mixcoac, Ciudad de México en 1914.
Es un poeta de todas las horas. Prevalece en sus poemas la madurez del día, madurez gozosa que se identifica
con el encuentro y el abrazo nupcial de la pareja. Paz, es el poeta de las nupcias: en sus textos líricos copulan
el cielo y la tierra, el hombre y la mujer, los animales, los astros, las plantas, las palabras, y copulan alegre y
satisfactoriamente. A través del amor y el erotismo, Paz descubre y puebla un mundo en el que el hombre
y la mujer luchan, se despedazan y surgen nuevamente de sus cenizas.
En 1990 obtuvo el Premio Nobel de Literatura como reconocimiento por su  obra.
Entre sus libros  más destacados, se encuentran  «El Laberinto de la Soledad», «El Arco y la Lira», «Águila o Sol»
y «Libertad bajo Palabra».
Falleció en 1998. 


MIS HUMILDES POEMAS


La calle

Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.




viernes, 20 de enero de 2012


quebras la montaña
y te adueñas de las ojas del otoño
que sera la proxima temporada
sin la turba que alimenta mi suelo
que iras a hacer
desaparecer
como el sol en los polos
precencia nocturna.

domingo, 9 de octubre de 2011

Y del humo se abre la luz, y de la luz un camino de flores. el camino dobla suave, como los rieles. al fondo aparecen dos desquiciados queme empujan para atras, y yo intentando en esta nube densa, llegar al fondo del camino donde ahora me esperas.



¿soy yo mismo, esos desquiciados que veo? ¿ yo mismo no me dejo avanzar?

si.

cuantas conversaciones perdidas en la materializacion, cuantas distracciones brillantes.

insisto, yo solo queria alcanzarte, y ver que esperaba tras la curva.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Enseñame tus canciones para poder encontrarte,
seguime enseñando genio del amor. Ahora nos conocemos,
por siempre aliados, aunque el zumbido de tu llegada me haga temblar, es la verdad.
Pero tus ojos de agua me llenan en el desierto, tenes tu propio valle, y aveces sere yo quien te visite, tocando la puerta, cantando tus canciones, ningun renglon nos limita.
Te espero, vamos, te estoy buscando.

Los arboles te hablan,
mas bien, sabes leerlos.
Esa energia que corre y cosquillea.
La risa y la cosmicidad de las cosas,
que feliz me siento,
rodeado de tanta luz;
aunque cuando se haga de dia
en el subte todo baje.
Intento lograrlo antes de que pase el efecto,
y de la montaña
bajes
a ese pantanomuerto
y te oprima el pecho,
cuando cambie el sentimiento de flote.
La inmencidad es mucho para vos
(mentira)
pero la sensibilidad abarca
y la luz puede distorcionar,
el exeso.
tu incandesencia hoy refleja actos de locura y recuerda los topes evangelicos con los que lidias empezando el domingo, la previa al sol.

cuanto lo intentamos, no pensar mal de vos, no creer que sos un diablo, no juzgarte, y ni asi lo logramos.
trabaste el flujo y nos hicise vomitarnos, nos alejaste del rebaño. lejos de la familia nos creimos tu cuento de hadas.
va a venir el remolque si no nos paramos pronto, ademas el fuego se va apagando y no hay gas. seguimos esperando un rayo de luz que calme todo y nos muestre el camino, sin darnos cuenta que la luz estaba dentro nuestro, nos dejaste a oscuras. NOS QUITASTE EL TITULO DE CAMPEONES.